A las puertas de Treviso, en una localización entre campo y ciudad, el estudio de arquitectura 3ndyStudio realizó el proyecto residencial The diamond tree que, partiendo del concepto de tensión escultórica, se concretó en una vivienda única, que se distingue por sus cánones innovadores.
El concepto del chalé se desarrolló descomponiendo una forma primaria, restando, sumando y girando los volúmenes, con el fin de generar múltiples percepciones espaciales. La visión monolítica de los volúmenes se fue tallando, como si fuera una escultura, con insólitas "brechas" con forma de prisma horadadas en las paredes que se convierten así en perceptores dinámicos que reflejan la luz como si fueran diamantes.
Este proyecto ha logrado dar vida a espacios fluidos sin jerarquías, que generan variaciones continuas e intencionadas en la percepción de la relación entre interiores y exteriores. La relación entre la vivienda y sus moradores se convierte así en un diálogo entre llenos y vacíos que marca líneas compositivas sencillas, pero capaces de hacer interactuar la casa con sus habitantes.
En el proyecto la distribución se planteó para generar espacios de contemplación que se manifiestan también a través de la integridad estructural de las formas. Las mismas adquieren un significado estético cuyo fin es crear una arquitectura por descubrir, generadora de emociones y donde no hay espacios o volúmenes que sean una barrera.
Los volúmenes de la zona de día y de noche, al girar, confluyen en un espacio "híbrido", generando una visión estereoscópica de los espacios interiores, bañados por la luz procedente de un gran lucernario que aporta un inesperado escorzo de cielo. En este proyecto la luz, tanto natural como artificial, desempeña un papel esencial, hasta convertirse en auténtico material de construcción. Mientras la luz natural, además que desde el patio interior, entra a raudales también por el gran ventanal que ocupa toda la pared, para la luz artificial se llevó a cabo un estudio detallado. En efecto, se colocaron tiras de LEDs empotradas y focos en el techo para crear auténticos recorridos luminosos que acompañan a la persona y ofrecen una sensación de continuidad entre los espacios.
Una continuidad remarcada también y sobre todo por los materiales innovadores utilizados. La mayoría de los interiores de la casa se han revestido con solid surface, una solución que envuelve toda la superficie. Este material, claramente innovador, marca con fuerza los espacios y se distingue por otra peculiaridad. En su interior están alojadas unas auténticas joyas tecnológicas que hacen que el proyecto pueda definirse como arquitectura interactiva: los dispositivos de mando Eikon Tactil. Gracias al saber hacer de la empresa, ha sido posible personalizar una placa con el mismo material de la pared. Totalmente integrados en la pared de solid surface, al ser todo uno con la pared y volverla interactiva, los dispositivos Vimar marcan así una nueva definición de estilo, dejando atrás para siempre la idea de que los mandos sobresalgan de la pared. Desde aquí, subir y bajar toldos y persianas o encender, apagar o regular la intensidad de las lámparas de LED con variador se convierte en un gesto cargado de elegancia. En efecto, al rozar la superficie de los mandos Eikon Tactil, un sensor de proximidad detecta la cercanía a los dispositivos y activa su retroiluminación. Así para accionarlos basta un simple gesto que, gracias a la refinada tecnología táctil de Vimar, permite el control directo de la energía.
Esta es la solución adoptada principalmente para la zona de estar, mientras que en las áreas de paso, entre una estancia y otra, donde las paredes no están revestidas con solid surface, se instalaron los mandos Eikon Tactil vistos. Cautivadoras desde la primera mirada, las líneas de estos dispositivos de mando –elegidos en la versión de color blanco– dan vida a una superficie pulida y con una elegante personalidad, capaz de realzar aún más los interiores también gracias a la combinación estética con las placas que enmarcan termostatos y tomas de corriente Vimar.
Por último, en un contexto arquitectónico y tecnológico tan avanzado, la gestión de funciones como iluminación y regulación térmica se confió a la inteligencia del sistema domótico By-me. Gracias a esta tecnología ha sido posible realizar una sinergia total entre las distintas funciones, para que estética y funcionalidad pudieran convivir con total libertad.
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