Inaugurado en 2020, este complejo vacacional ha sido diseñado a medida para viajeros cosmopolitas. El arquitecto y urbanista español Salvador Pérez Arroyo ha creado un complejo con líneas fluidas; visto desde arriba el edificio parece un pez que nada hacia el Golfo de Tailandia: las alas laterales son sus aletas, la piscina su cuerpo y el edificio principal su cola en forma de abanico.
El verde y la arena dorada cubren el 80% de la superficie del complejo que ocupa siete hectáreas. En el extremo occidental hay un tramo de 150 metros de playa destinado a los huéspedes del hotel y a pescadores locales ocasionales. Más allá sólo hay mar y cielo infinito.
En el interior del vestíbulo, el espacio se desarrolla sin solución de continuidad. Maderas oscuras y curiosas obras de arte dirigen la atención sobre la majestuosa escalera de caracol y el paso elevado. El elemento central, el imponente Lighthouse Bar, brilla como un auténtico faro. Esto es The Junction, un animado centro de co-working y co-playing, un espacio acogedor para disfrutar de un momento de relax.
Puesto que Pullman Phu Quoc Beach Resort se dirige a clientes cosmopolitas y exigentes, se crearon 331 alojamientos dotados de las últimas novedades en términos de conectividad, tecnología y diseño. Tecnología y diseño que para la instalación eléctrica llevan la firma de Vimar. Para las habitaciones se ha elegido la serie Arké de tecnopolímero de color gris, para las villas se ha optado para la más elegante Eikon Evo de aluminio anodizado de color gris lava. Dos soluciones complementarias que llevan un toque de Made in Italy en este establecimiento diseñado para los viajeros del futuro.
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